Castilla y León es una región fetiche para el moteño Jesús Herrada. Este miércoles triunfaba en la Laguna Negra, en Soria, después de ganar hace un año en Cistierna (León) y presentarse ante el pelotón en el Campeonato de España de Ciclismo en Ruta en 2013 al ganar en Bembibre (León). Una década de éxitos para uno de los ciclistas españoles más laureados de los últimos tiempos y que, esperemos, alguna vez tenga reconocimiento -tanto él como su hermano José- por parte de Unipublic -organizadora de la Vuelta a España- y les hagan un merecido homenaje a ellos y a su familia por todo lo que aportan al ciclismo. En este periódico nos lo hemos preguntado varias veces, pero, ¿por qué no un inicio de etapa en la Vuelta desde Mota del Cuervo?
Más allá de peticiones y regresando al nuevo hito de Jesús Herrada, ya nadie puede poner en duda que sus dos características más destacadas son su clase e inteligencia. Clase para saber cómo, cuándo y dónde culminar; inteligencia por leer la carrera, saber cuál es la fuga buena y averiguar a qué ruedas debe estar atento. Por supuesto, a ello se le debe sumar tener piernas y fe ciega, pero es que el corredor del Cofidis de Mota del Cuervo falla en muy pocas ocasiones cuando llega a situaciones similares.
En España hemos tenido un auténtico tiburón en esas vicisitudes, el murciano Alejandro Valverde, seguramente uno de los mejores ciclistas del mundo a la hora de adaptarse a las carreras. Pero más allá del murciano, seguramente sea Jesús Herrada el mejor ciclista español que sepa desenvolverse cuando llega el momento de jugarse la etapa. En 2022 se equivocó en una etapa (la 17º) al lanzar su ataque lejos de meta y quedarse sin fuerzas, cuando pudo haber sumado su segundo triunfo de etapa después de vencer en Cistierna en la sexta. En este 2023, no quiso que se repitiera la historia y supo medir fuerzas para atacar en el momento exacto en el último kilómetro.
Tercera victoria en la Vuelta a España
Ganar en una grande llegó a ser una obsesión para Jesús Herrada, pero ahora ya puede presumir de tener tres etapas. Se estrenó en 2019, repitió en 2022 y no ha fallado a su cita en 2023. Sigue agrandando una leyenda que arrancó en aquel mencionado Campeonato de España y que, diez años después, hay que sumarle dos etapas del Tour de Poitou-Charentes (2013 y 2014), una etapa de la Route du Sud (2014), otra etapa más en la Vuelta a Asturias (2015), una etapa del Tour de Limousin (2015), cuatro bronces en Campeonatos de España (dos en 2015, tanto en ruta como contrarreloj; otro en 2017 en contrarreloj; y otro más en 2019 en Ruta), dos platas en el Campeonato de España de Ruta (2021 y 2022) y otro oro en Ruta (2017), una etapa de la Dauphiné Libéré (2016), campeón del Tour de Luxemburgo más dos etapas (2019), vencedor del Trofeo Ses Salines-Campos-Porreres-Felanitx (2019), triunfador del Mont Ventoux Dénivelé Challenge el año de su creación (2019), ganador del Trofeo Serra de Tramuntana (2021) y ganador de la Clásica Grand Besancon Doubs (2022), una etapa del Tour de Omán y la general del Tour de Doubs (2023).
Hay que coger aire para leer todos los triunfos del ciclista de Mota del Cuervo, al que hay también hay que sumar sus internacionalidades que le han llevado a destacar en los Juegos Europeos, Mundiales y hasta ser olímpico en los Juegos de Pekín 2021.
Diez años han pasado desde aquella imponente victoria en Bembibre a la otra calculada en Cistierna, pero poco ha cambiado en cuanto a las cualidades del ciclista, que ha ido depurándose cada año para convertirse en un valor fijo. Es inteligente, es rápido, es todoterreno, es trabajador… Es un ganador. A todo esto, su mayor victoria no es encima de la bicicleta, sino fuera de ella, porque tiene un corazón enorme y siempre dispuesto a ayudar y aprovechar su posición para promocionar y difundir el nombre de Mota del Cuervo y de Cuenca -no olvidemos que este año, los hermanos Herrada van a organizar la primera Marcha Cicloturista en Cuenca-.
Hablar de los Herrada es hablar de pasión por un deporte, de esfuerzo, sacrificio y compromiso. Jesús, José y su familia son todo un orgullo para nuestro deporte. Por eso no es de extrañar que a todos se nos empapen los ojos cuando vemos a Jesús abrazarse con su padre al término de la etapa, porque son un ejemplo de que, quien la busca, la consigue.
¡Enhorabuena!