Estas letras, no van a hablaros de lo de la España vaciada, eso que se han inventado algunos para justificar el cruel abandono en que han sumido a media España con su desidia y su falta de conocimientos e interés que ha hecho que la gente se vaya del pueblo dejando solo ruinas y muertos y llevándose solo recuerdos
Voy a referirme a que yo tenía un pueblo, mi pueblo de la Mancha conquense, llamado Mota del Cuervo, allí vivía según el censo 6.030 personas; la agricultura; la producción del vino y los ajos, les daban de comer. Éramos un pueblo tranquilo, con sus fiestas, su Virgen, su Patrón y un par de ciclistas de elite, eran todos mis amigos, con sus y nuestros problemillas como todos, pero era mi gente.
Acabo de leer en la prensa que han fallecido por la pandemia del coronavirus, más de 20.000 personas, o quizás 30.000 o más, porque nuestros políticos por no saber no saben ni contar. En total, más ciudadanos que los que componían el censo de población de mi pueblo y su contorno, y todo ello en cuatro meses escasos. Nunca, y ya no soy joven, había pasado algo así.
Ha sido algo que nos ha caído encima sin que nosotros, pueblo llano, hubiéramos generado su causa o supiéramos de donde venía, aunque creo, estoy seguro, de que hay genta en este país que lo sabe muy bien.
¿Qué es lo que ha sucedido?, ¿Qué hemos hecho para que esto pase? Pertenecemos a una sociedad occidental, con personas que siempre se ha dicho que son la generación más preparada, con estudios, con formación empresarial, casi siempre el Ayuntamiento lo gobierna lo que se llama la izquierda, y estamos integrados en una cosa, por citarla de alguna forma, que llaman Europa, pero que desapareció hace años, cuando los países fundadores se dieron cuenta que al entrar más países tenían que pagar más que lo que recibían.
Me parece una pesadilla, un mal sueño que en tres meses haya desaparecido tanta gente, tantos amigos: Luis, Emilio, Severiano, Paco… y así uno tras otro, en mi pueblo, por ejemplo 12 en una semana, más de 25 por ahora. Incluso la médico de familia, que se han ido para siempre, los que, aún cuando nos quedaban años para seguir el trato, y por qué no, llevar a cabo algún proyecto común, ya no vamos a poder ni siquiera comentarlo.
¿Por qué esto ha sido así? Este país tiene gente suficientemente preparada, médicos de renombre universal, algunos de mi promoción del colegio público trabajan en clínicas de Estados Unidos y Alemania, incluso han sido, uno de ellos, presidente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas durante muchos años.
Nuestra gente de a pie nos preguntamos por qué, cuando en diciembre ya se sabía de la enfermedad y las Autoridades Chinas habían avisado a la Organización Mundial de la Salud, del problema, y ésta a todos los países, nadie con capacidad y competencia para hacerlo tomó cartas en el asunto como era su obligación.
En todos los países, con alguna excepción, muy pocas, se produjeron reacciones ante lo que venía, se provisionaron medios, tan simples como mascarillas para la respiración y también aparatos de ventilación pulmonar, se habilitaron salas, UCIS y se formaron consejos médicos.
En nuestro caso, los políticos que nos gobiernan eran los encargados de realizar tales provisiones. Nosotros el pueblo llano, no podemos en absoluto. La obligación recaía en nuestros políticos, que fueron elegidos por nosotros para que cuidaran de nuestras cosas, no solo materiales, sino también de la salud de la población, máxime aún ante un hecho de gravedad muy grande.
Sin embargo, en vez de eso, en nuestro caso se dedicaron a poner delante de tal obligación cualquier cosa, como celebrar efemérides o mantener discusiones absurdas, eso sí, impidiendo que participase todo el que quería; trasladar a un muerto; legislar sobre relaciones íntimas, y realmente nada más, bueno si, algo han hecho, nombrar cargos de todo y para todos: Amigos, conocidos y allegados, llegando incluso a componer un Consejo de Ministros que no cabe en la mesa que hay para ello en el Palacio de la Moncloa, sentándose los ministros como si estuvieran en un cine de verano.
Ahora, con la situación fuera de todo control, por si no teníamos bastante, nos echan parte de la culpa y piden que nos sintamos aliviados y parece que hacen algo, quedemos en casa, que no salgamos a la calle, lo que obedecemos salvo a las 20 horas que salimos al balcón, terraza o ventana a aplaudir a la gente de la Sanidad y de las Fuerzas de Orden Público y la UME, quienes asumiendo un peligro que puede generar la muerte, se esfuerzan en ayudar; nos piden que cerremos nuestros trabajos, empresas grandes y pequeñas y ya veremos quién paga la nómina a fin de mes.
Hay políticos que se han infectado, que es la palabra adecuada y no la de contaminado que parece otra cosa, pero eso de la semiótica la saben emplear muy bien nuestros gobernantes (decir una cosa con otras palabras menos graves), pero ello ha sido, no por ir a trabajar ayudando a la gente, como han hecho médicos muy cercanos a mí, como el Dr. D. Joaquín Díaz, Jefe de Cirugía de La Paz y pregonero de Carboneras el año pasado, que sin ser su cometido fue a donde estaban los enfermos a ayudar y a salvar vidas, lo hizo, pero no pudo salvar la suya. DEP
Así estamos, y a los cuatro meses a finales de abril en el colmo de la desvergüenza, se acuerdan de que faltan mascarillas, lo que los farmacéuticos y demás sanitarios vienen pidiendo desde enero y se van a China a comprarlas, seguro que con gastos pagados por todos nosotros, y llegan a comprar hasta test de síntomas de enfermedad, y también mascarillas que no sirven, ya que ni siquiera están homologados como dice el gobierno de la República Popular China, y primero dijeron que los inservibles eran 50.000 y después 600.000, menuda diferencia y el avión que va a recogerlos, que por cierto el 400 gasta combustible en demasía, al llegar se dan cuenta que no llevan las garantías de pago por lo que los chinos no cuelan, ni cuando ya vuelven, los turcos tampoco cuela que se trate de material protegido por inmunidad diplomática, y lo retienen. Quien ha organizado esto, algún funcionario o enchufado o ambas cosas, y seguro que ha cobrado por ello.
Los de a pie, nos preguntamos si es que no hay un agregado comercial en la Embajada de España en China, si no hay empresarios españoles en China, al parecer era mejor comprarlos sin revisar requisitos en el primer todo a 100 de China a la vuelta de la salida del aeropuerto, si se hubieran ido al polígono Cobo Calleja de Fuenlabrada (Madrid) se hubieran ahorrado el viaje.
Pero eso sí, nosotros, obligado confinamiento en casa, y sin poder ir a trabajar ni en lo ajeno ni en lo nuestro, y las empresas, grandes, medianas y autónomos cerradas salvo raras excepciones, pagando sueldos, impuestos etc., pero sin poder cobrar algo por estar cerradas en su mayoría. La Administración Pública cerrada, la que no paga muchas veces ni estando abierta. Quien va a pagar esa factura, el llamado tejido empresarial, no creo ya que con ello desaparecerá, o el Estado que somos nosotros, es decir, vds. y nosotros, como siempre. No se sabe nada de una posible rebaja de sueldo de político alguno.
Es responsabilidad de estos últimos, política y económica, pero sobre todo moral, ya que no debemos olvidar que aquellos que la enfermedad llevo al crematorio, puesto que ahora no te entierran, sino que te incineran, han muerto solos, sin más compañía que los sanitarios y algún sacerdote, en cualquier sitio, hospital, centro deportivo, hotel, residencia, etc.
Incluso para mayor tragedia han muerto solos, y no se han podido despedir de sus familiares, de su mujer, marido, hijos, amigos…, soledad que agrava aún más esta terrible pandemia, causándonos a todos, víctimas de la poca vergüenza de algunos, un dolor muy grande añadido, y encima un político de “postín” el Ábalos haciendo chistes, el no va más de la sinvergonzonería
Por mi parte, los muertos contabilizados y los que al parecer no se han contado, superan la población de mi pueblo y de su contorno, que se dice pronto, esperemos que no supere la de la comunidad autónoma, lo que no tengo muy seguro.
Y para guinda de este pastel, utilizan a la Guardia Civil, para minorar las críticas al Gobierno y los políticos como reconoció el número 2 de la Benemérita, que seguro habrá obedecido la orden del un ministro que no sabe dónde tiene la mano derecha, por su disciplina y su amor a España.
Lo que, sin embargo, sí tengo seguro es que más tarde o temprano saldrá alguien que va a exigir judicialmente, por vía penal, administrativa o criminal las responsabilidades de este genocidio imprudente. Esta la vais a pagar y el resto de los pueblos de España os pasarán la factura, por golfos, ineptos y carecer de ética y vergüenza.
Nicolás Poveda Peñas
Ex-Magistrado de la Audiencia Nacional