Acabada la temporada, el velocista ha decidido dejar el atletismo en un segundo plano para recuperar la ilusión tras unos exigentes años
El atleta moteño Alberto Calero concluía recientemente su temporada competitiva con un sorprendente anuncio en el que trasladaba su decisión de apartarse, al menos temporalmente, del atletismo. Después de años de dedicación y esfuerzo en los cuales ha logrado grandes éxitos, el velocista ha decidido tomarse un respiro y evaluar su situación para enfocar este deporte de otra manera y así reencontrarse con la ilusión que le ha llevado hasta donde está.
Calero reconoce que no hay un desencadenante inmediato que le haya hecho tomar esta meditada decisión, sino que viene dada de tiempo atrás. Recuerda que el punto de inflexión se encuentra en el verano de 2022, uno de sus momentos más dulces deportivamente hablando, clasificándose incluso para el Campeonato Europeo en Múnich y el Campeonato Mundial en Oregón, Estados Unidos. “Iba de marca personal en marca personal, pero luego no sabes cómo afrontar que no siempre vas a mejorar el tiempo anterior. Por unas cosas o por otras, no siempre se mejoran, y cuesta encajarlo”, recuerda Calero.
“Empecé a meterme más presión de la que debía y quería perfeccionarlo todo. Al final, estaba todo el día encabronado, con los ánimos por los suelos… entrenar se me hacía como un castigo a veces”, declara el moteño, que poco a poco dejó de disfrutar del atletismo como lo hacía antes. Además, algunas molestias físicas y lesiones también tuvieron que ver en el año 2023, que consiguió salvar con unos buenos resultados. En este 2024, agradece que su entorno le ha hecho seguir adelante. “He seguido por mi padre, mi entrenadora, el grupo de atletismo que hace que el día a día sea genial… pero no lo estaba llevando bien”, reconoce. Hoy día, señala que no sabría responder de manera 100% certera con respecto a su futuro, por lo que se ha dejado el verano para descansar del deporte y se plantea dedicar tiempo a otros proyectos y objetivos extradeportivos que ha dejado de lado hasta ahora.
El velocista no descarta volver al atletismo en un futuro, aunque lo haría con otra mentalidad, sin preocuparse por marcas y tiempos
UN CAMINO PARA RECORDARHasta hace unas semanas estaba en la pista dándolo todo en el Regional –con dos platas– y en el Campeonato Absoluto de España celebrado en La Nucía, donde cosechó otra plata en el 4x100 relevos. Aunque esta autoexigencia le ha hecho alejarse, hoy puede echar la vista atrás, orgulloso de todo lo que ha conseguido gracias a este deporte. “Lo que me ha hecho vivir el atletismo es algo que no me creería cuando empecé, lo firmaría con los ojos cerrados”, rememora con nostalgia. Como su mejor momento, asegura que nunca se va a olvidar de su primer campeonato de España, en 2015, categoría juvenil. “Entras al estadio, ves la grada, ambiente, organización… eso es lo que te marca. Luego vienen medallas y lo que sea, pero lo vas viendo venir. En tu primer campeonato no sabes nada, te pilla de sorpresa”, relata.
En el deporte, como en la vida, es importante hacer un ejercicio de sinceridad y autoevaluación para estar a gusto con uno mismo y con lo que se hace. No es fácil abandonar o hacer un alto en el camino, aunque, sin duda, es algo necesario, y el moteño lanza una reflexión para todo aquel que pueda sentirse así. “No hay que ser radicales, no todo es blanco o negro, hay grises. Hay que saber soltar las cosas a tiempo o canalizarlas de otro modo si ves que estás en una situación así, de alejarte de algo que te ha aportado tanto. Tienes que anteponerte a ti y los tuyos”, aconseja.
En un futuro, quién sabe, el atleta no descarta completamente un posible regreso a la escena competitiva del deporte, aunque, eso sí, con la cabeza aclarada y una mentalidad renovada. “No sabría decirlo, pero puede que sí. Puede ser una mala racha y si veo que un día estoy con un buen ánimo… lo que ha estado ahí, siempre va a querer volver”, traslada Calero, que tiene claro qué es lo más importante: “La medalla es una medalla y a la semana se olvida. Las experiencias y la gente que te llevas en el proceso no tiene precio”. Con este alto en el camino, una joya del atletismo conquense se aleja del tartán, aunque esperamos que vuelva a calzarse las zapatillas con la mayor de las ilusiones, la misma que le ha llevado a todo lo conseguido en su carrera deportiva.